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Xochitempayo
Xochitempayo
Xochitempayo
Francisco Larios
Francisco Larios
8
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5
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2025
-
27
.
6
.
2025
CURADURÍA -  
CURATED BY -  
Condesa

Aguascalientes 158
Col. Hipódromo Condesa, Ciudad de México
Patio Central del Hotel Mondrian / Hotel Andaz
Entrada Libre

La Galería Hilario Galguera Condesa se complace en anunciar Xochitempayo, una exposición individual del  artista mexicano Francisco Larios (Guaymas, Sonora,1960), la muestra es una reflexión sobre la relación  fundamental entre el ser humano y la Tierra a través de la mirada del artista y de sus trazos característicos.  Como parte de la exposición, se presentan doce pinturas sobre madera de formato íntimo que aluden a  las divisiones desiguales que estructuran a la sociedad en sus dimensiones físicas, económicas y sociales.  Estas líneas talladas y pigmentadas evocan trayectorias de pertenencia, caminos que nos vinculan  profundamente con la tierra desde los orígenes. En contraste, una obra de gran formato realizada en acrílico  sobre lienzo se ubica en el centro de la sala, desafiando la escala contenida del resto de las piezas. Esta obra  amplía el foco de la exposición para abarcar una dimensión más extensa, espiritual y cósmica, abriendo la  puerta a la reflexión sobre nuestra interacción con el universo como vía para entender el presente. 

El proceso creativo de Larios parte de una profunda consciencia sobre el impacto del ser humano en su  entorno natural. Sus obras, entendidas como “objetos catalizadores de sensaciones capaces de evocar la  cualidad del hombre de religarse a lo sagrado y de escaparse de la tangibilidad de sí mismo”, invitan a una  introspección sobre nuestra huella en el planeta. 

El título de la exposición, Xochitempayo, hace referencia al muro verde vertical de la tradición náhuatl,  entendido por el artista como un límite simbólico entre lo sagrado y lo profano. Sus piezas, que evocan  la cartografía de parcelas agrícolas, emplean la hoja de oro para subrayar el valor vital de la tierra como  sustento y hábitat. Esta exploración va más allá de la estética: Larios aborda la distribución desigual de la  tierra, señalando una crítica a las dinámicas políticas y sociales que la configuran. 

En sus composiciones, las geometrías, ya sean simétricas o fracturadas, y los materiales orgánicos,  se convierten en huellas que rinden homenaje a la Tierra, proponiendo un “regreso a ella, a mirarla y  cuidarla” como acto esencial. 

En un contexto contemporáneo donde la producción desmedida ha generado un distanciamiento profundo  entre los recursos naturales y la vida urbana, la obra de Francisco Larios cobra nueva fuerza. A través de sus  instalaciones, invita a mirar hacia atrás y hacia adelante, cuestionando no sólo nuestra relación actual con  la naturaleza, sino también la necesidad intrínseca de buscar más allá de lo tangible, hacia una dimensión  metafísica. 

Xochitempayo permanecerá abierta al público desde el 8 de mayo hasta el 27 de junio en Galería Hilario Galguera Condesa, junto a la fuente del patio central de los hoteles Mondrian y Andaz, en la colonia Condesa, Ciudad de México.

La Galería Hilario Galguera Condesa se complace en anunciar Xochitempayo, una exposición individual del  artista mexicano Francisco Larios (Guaymas, Sonora,1960), la muestra es una reflexión sobre la relación  fundamental entre el ser humano y la Tierra a través de la mirada del artista y de sus trazos característicos.  Como parte de la exposición, se presentan doce pinturas sobre madera de formato íntimo que aluden a  las divisiones desiguales que estructuran a la sociedad en sus dimensiones físicas, económicas y sociales.  Estas líneas talladas y pigmentadas evocan trayectorias de pertenencia, caminos que nos vinculan  profundamente con la tierra desde los orígenes. En contraste, una obra de gran formato realizada en acrílico  sobre lienzo se ubica en el centro de la sala, desafiando la escala contenida del resto de las piezas. Esta obra  amplía el foco de la exposición para abarcar una dimensión más extensa, espiritual y cósmica, abriendo la  puerta a la reflexión sobre nuestra interacción con el universo como vía para entender el presente. 

El proceso creativo de Larios parte de una profunda consciencia sobre el impacto del ser humano en su  entorno natural. Sus obras, entendidas como “objetos catalizadores de sensaciones capaces de evocar la  cualidad del hombre de religarse a lo sagrado y de escaparse de la tangibilidad de sí mismo”, invitan a una  introspección sobre nuestra huella en el planeta. 

El título de la exposición, Xochitempayo, hace referencia al muro verde vertical de la tradición náhuatl,  entendido por el artista como un límite simbólico entre lo sagrado y lo profano. Sus piezas, que evocan  la cartografía de parcelas agrícolas, emplean la hoja de oro para subrayar el valor vital de la tierra como  sustento y hábitat. Esta exploración va más allá de la estética: Larios aborda la distribución desigual de la  tierra, señalando una crítica a las dinámicas políticas y sociales que la configuran. 

En sus composiciones, las geometrías, ya sean simétricas o fracturadas, y los materiales orgánicos,  se convierten en huellas que rinden homenaje a la Tierra, proponiendo un “regreso a ella, a mirarla y  cuidarla” como acto esencial. 

En un contexto contemporáneo donde la producción desmedida ha generado un distanciamiento profundo  entre los recursos naturales y la vida urbana, la obra de Francisco Larios cobra nueva fuerza. A través de sus  instalaciones, invita a mirar hacia atrás y hacia adelante, cuestionando no sólo nuestra relación actual con  la naturaleza, sino también la necesidad intrínseca de buscar más allá de lo tangible, hacia una dimensión  metafísica. 

Xochitempayo permanecerá abierta al público desde el 8 de mayo hasta el 27 de junio en Galería Hilario Galguera Condesa, junto a la fuente del patio central de los hoteles Mondrian y Andaz, en la colonia Condesa, Ciudad de México.

Hilario Galguera Gallery Condesa is pleased to announce Xochitempayo, a solo exhibition by Mexican  artist Francisco Larios (Guaymas, Sonora, 1960). The show is a reflection on the fundamental relationship  between human beings and the Earth, seen through the artist’s perspective and his distinctive visual  language. As part of the exhibition, twelve intimately scaled paintings on wood are presented, alluding  to the unequal divisions that structure society across physical, economic, and social dimensions. These  carved and pigmented lines evoke paths of belonging—routes that connect us deeply to the land from  its origins. In contrast, a large-format acrylic painting on canvas occupies the center of the gallery space,  challenging the more contained scale of the other works. This piece expands the scope of the exhibition to  embrace a broader, spiritual, and cosmic dimension, opening the door to reflections on our interaction with  the universe as a way of understanding the present. 

Larios’s creative process stems from a deep awareness of humanity’s impact on the environment. His works  are conceived as “catalytic objects capable of evoking man’s capacity to reconnect with the sacred and to  escape the tangibility of himself,” inviting a reflection on our footprint on the planet. 

The title Xochitempayo refers to the traditional Náhuatl concept of a vertical green wall — a symbolic boundary  between the sacred and the profane. Through compositions reminiscent of agricultural cartography and the  use of gold leaf to highlight the value of land as sustenance and habitat, Larios addresses not only the beauty  of nature but also the political and social tensions surrounding land distribution. 

With symmetrical or fractured geometries and organic materials, his works serve as traces and homages  to the Earth, proposing a “return to it, to see and care for it” as an essential act. 

In a contemporary context where unchecked production has deeply distanced society from natural  resources, Francisco Larios’ work resonates with renewed urgency. His installations invite audiences to  look backward and forward simultaneously, questioning both our current relationship with nature and  the enduring need to seek beyond the tangible into metaphysical dimensions. 

Xochitempayo will remain open to the public from May 8th through June 27th at Galería Hilario Galguera Condesa, next to the fountain in the central courtyard of the Mondrian and Andaz hotels, in the Condesa neighborhood, Mexico City.

Francisco Larios

Francisco Larios es un artista multidisciplinario que trabaja con pintura, dibujo de concepto abierto y software para modelado 3D. En su serie de trabajos, las influencias postmodernas son reconocidas por formas simplificadas, líneas y geometría sagrada. La producción de Larios no es una cita acrítica o una apropiación de los temas que le interesan, sino una exploración poética del estado de nuestras relaciones con la fe, la voluntad y el destino. Sus títulos, a menudo, hacen referencia a situaciones o grupos de personas memorables a lo largo de la historia.

Francisco Larios estudió diseño con especialidad en historia del arte en la Universidad La Salle, Laguna. Ha participado en más de 100 exposiciones colectivas en lugares cómo Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), Monterrey, México (2015); Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Oaxaca, México (2009); Museé de Arte Modesta, Montpellier, Francia (2004); y Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José, Costa Rica (2004). Ha contado con una variedad de exposiciones individuales en lugares como Galería Mackey, Houston, Texas, EEUU (2005) y B&D Gallery, Milán, Italia (2004). Durante su trayectoria le han sido otorgados varios premios y reconocimientos, incluyendo el primer lugar en la VII Bienal de Cuenca, Ecuador en el 2001. Pertenece a la colección de museos alrededor del mundo, incluyendo el Museum of Contemporary Art San Diego, California, EEUU, Museum of Fine Arts, Houston, Texas, EEUU, Museo de arte Contemporáneo de Monterrey y el Musée d'Art Modesta, Montpellier, Francia. 

Francisco Larios es un artista multidisciplinario que trabaja con pintura, dibujo de concepto abierto y software para modelado 3D. En su serie de trabajos, las influencias postmodernas son reconocidas por formas simplificadas, líneas y geometría sagrada. La producción de Larios no es una cita acrítica o una apropiación de los temas que le interesan, sino una exploración poética del estado de nuestras relaciones con la fe, la voluntad y el destino. Sus títulos, a menudo, hacen referencia a situaciones o grupos de personas memorables a lo largo de la historia.

Francisco Larios estudió diseño con especialidad en historia del arte en la Universidad La Salle, Laguna. Ha participado en más de 100 exposiciones colectivas en lugares cómo Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (MARCO), Monterrey, México (2015); Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, Oaxaca, México (2009); Museé de Arte Modesta, Montpellier, Francia (2004); y Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, San José, Costa Rica (2004). Ha contado con una variedad de exposiciones individuales en lugares como Galería Mackey, Houston, Texas, EEUU (2005) y B&D Gallery, Milán, Italia (2004). Durante su trayectoria le han sido otorgados varios premios y reconocimientos, incluyendo el primer lugar en la VII Bienal de Cuenca, Ecuador en el 2001. Pertenece a la colección de museos alrededor del mundo, incluyendo el Museum of Contemporary Art San Diego, California, EEUU, Museum of Fine Arts, Houston, Texas, EEUU, Museo de arte Contemporáneo de Monterrey y el Musée d'Art Modesta, Montpellier, Francia. 

TEXTO CURATORIAL
/ Por
Natalie Gama Pourdanay

Recorrer la obra de Francisco Larios es dejarse llevar por los trazos de un replanteamiento sobre la Tierra y  el lugar que ocupa el ser humano en ella. El proceso creativo de Larios está arraigado a la consciencia sobre  la situación del hombre en el planeta, tiene una postura que converge en una serie de concepciones sobre la  relación y el impacto del hombre con la tierra, consigo mismo y con su inherente aptitud de cuestionamiento.  Larios ofrece objetos catalizadores de sensaciones capaces de evocar la cualidad del hombre de religarse a lo  sagrado y de escaparse de la tangibilidad de sí mismo. 

La obra de Larios alude a los grandes jardines, que han acompañado al hombre a lo largo de los siglos, se han  convertido en lugares sagrados, con una función intempestiva de reflexión, reencuentro e introspección.  Xochitempayo es el nombre náhuatl que se la da un muro verde vertical, como una muralla, al que Larios refiere  para enfatizar la posibilidad que marca límites, el trazo es la pauta de la diferencia entre lo sagrado y lo profano.  Si el jardín se piensa como sagrado, lugar disímil a lo profano, entendido como lo real, entonces es el espacio  delimitado específicamente concebido para que el hombre se permita imaginar, idear, cuestionar, buscar más  allá y niegue su propia finitud, de ahí que se vuelva un espacio sagrado. 

No es coincidencia que el soporte de las obras en las que se perciben líneas en alusión a huella de cuando  se divide la tierra en las parcelas, estén hechos con hoja de oro para resaltar el vínculo entre el valor y el sitio  topográfico del hábitat. Una valía dada no sólo por una cuestión de ocupar, sino por un aspecto de sobrevivencia:  es la tierra que provee la vida. Tampoco lo es el dibujo que distorsiona la geometría y construye formas disímiles  en referencia a una cuestión política y social por la distribución desigual de las tierras. Ni que las estructuras  algunas veces simétricas y muchas otras asimétricas apunten a reconocer la impronta de hombre en la  naturaleza, la incuestionable y obligada relación de éste con entorno. En la obra, los trazos, los materiales, el  recorrido de las líneas, los puntos de encuentro y el volumen, son la huella de un homenaje que el artista hace  a la tierra con una intención de provocar el regreso a ella, a mirarla y cuidarla. 

Una característica esencial del siglo XXI es la abrupta cantidad de información, objetos, alimentos y productos  que han provocado, para su producción, una importante disminución y degradación de los recursos naturales.  Es por ello que las condicionantes de la vida contemporánea, sobre todo, en las metrópolis, sea la distancia  entre comprender cómo estamos provistos de todos esos objetos y materiales que constituyen la ciudad y  la realidad de cómo las industrias funcionan para producirlos. Así, la obra de Larios toma fuerza al provocar  mirar hacia atrás, hacia delante, en la búsqueda del reencuentro con el planeta, con quienes somos y fuimos.  Entonces, más allá de sólo apuntar a un retorno al origen, se trata de pensar en una revisión de la postura del  hombre con el planeta, consigo mismo y en cómo en nuestra historia convergen la necesidad intrínseca de la  metafísica: más allá de la naturaleza.

Recorrer la obra de Francisco Larios es dejarse llevar por los trazos de un replanteamiento sobre la Tierra y  el lugar que ocupa el ser humano en ella. El proceso creativo de Larios está arraigado a la consciencia sobre  la situación del hombre en el planeta, tiene una postura que converge en una serie de concepciones sobre la  relación y el impacto del hombre con la tierra, consigo mismo y con su inherente aptitud de cuestionamiento.  Larios ofrece objetos catalizadores de sensaciones capaces de evocar la cualidad del hombre de religarse a lo  sagrado y de escaparse de la tangibilidad de sí mismo. 

La obra de Larios alude a los grandes jardines, que han acompañado al hombre a lo largo de los siglos, se han  convertido en lugares sagrados, con una función intempestiva de reflexión, reencuentro e introspección.  Xochitempayo es el nombre náhuatl que se la da un muro verde vertical, como una muralla, al que Larios refiere  para enfatizar la posibilidad que marca límites, el trazo es la pauta de la diferencia entre lo sagrado y lo profano.  Si el jardín se piensa como sagrado, lugar disímil a lo profano, entendido como lo real, entonces es el espacio  delimitado específicamente concebido para que el hombre se permita imaginar, idear, cuestionar, buscar más  allá y niegue su propia finitud, de ahí que se vuelva un espacio sagrado. 

No es coincidencia que el soporte de las obras en las que se perciben líneas en alusión a huella de cuando  se divide la tierra en las parcelas, estén hechos con hoja de oro para resaltar el vínculo entre el valor y el sitio  topográfico del hábitat. Una valía dada no sólo por una cuestión de ocupar, sino por un aspecto de sobrevivencia:  es la tierra que provee la vida. Tampoco lo es el dibujo que distorsiona la geometría y construye formas disímiles  en referencia a una cuestión política y social por la distribución desigual de las tierras. Ni que las estructuras  algunas veces simétricas y muchas otras asimétricas apunten a reconocer la impronta de hombre en la  naturaleza, la incuestionable y obligada relación de éste con entorno. En la obra, los trazos, los materiales, el  recorrido de las líneas, los puntos de encuentro y el volumen, son la huella de un homenaje que el artista hace  a la tierra con una intención de provocar el regreso a ella, a mirarla y cuidarla. 

Una característica esencial del siglo XXI es la abrupta cantidad de información, objetos, alimentos y productos  que han provocado, para su producción, una importante disminución y degradación de los recursos naturales.  Es por ello que las condicionantes de la vida contemporánea, sobre todo, en las metrópolis, sea la distancia  entre comprender cómo estamos provistos de todos esos objetos y materiales que constituyen la ciudad y  la realidad de cómo las industrias funcionan para producirlos. Así, la obra de Larios toma fuerza al provocar  mirar hacia atrás, hacia delante, en la búsqueda del reencuentro con el planeta, con quienes somos y fuimos.  Entonces, más allá de sólo apuntar a un retorno al origen, se trata de pensar en una revisión de la postura del  hombre con el planeta, consigo mismo y en cómo en nuestra historia convergen la necesidad intrínseca de la  metafísica: más allá de la naturaleza.

To journey through the work of Francisco Larios is to let oneself be carried by lines that reframe our perspective  on the Earth and the place humankind occupies within it. Larios’s creative process is rooted in a profound  awareness of humanity’s situation on the planet. His artistic stance coalesces into a series of ideas about the  relationship and impact of humans on the earth, on themselves, and on their inherent capacity for questioning.  Larios offers objects that act as catalysts of sensation, capable of evoking humankind’s ability to reconnect with  the sacred and to escape the tangibility of the self. 

Larios’s work alludes to the great gardens that have accompanied humanity over the centuries, spaces that have  become sacred places with a timeless role in reflection, reconnection, and introspection. Xochitepanyo is the  Nahuatl term for a walled garden, a vertical green wall like a living rampart, to which Larios refers to emphasize  the marking of boundaries; the drawn line becomes the marker that differentiates the sacred from the profane.  If the garden is conceived as a sacred place set apart from the profane (understood as the everyday real), then it  is a delineated space specifically created for humans to imagine, to create, to question, to seek beyond, and to  deny their finitude. In this way, it becomes a sacred space. 

It is no coincidence that the supports of those works in which lines appear, evoking the marks left when the  earth is divided into plots, are made with gold leaf. This choice highlights the link between value and the  topographic site of habitation, a value derived not only from occupying the land but from survival itself: the  earth is what provides life. Likewise, it is not by chance that the drawing that distorts geometry and constructs  divergent forms alludes to a political and social issue: unequal land distribution. Nor is it accidental that the  structures, sometimes symmetrical and often asymmetrical, acknowledge the imprint of humanity on nature  the undeniable and inescapable relationship between humans and their environment. In Larios’s work, the  strokes, the materials, the trajectory of lines, the points of convergence, and the volume all serve as traces of an  homage the artist pays to the earth, intended to provoke a return to it, to see it anew, and to care for it. 

An essential characteristic of the 21st century is the abrupt explosion of information, objects, food, and products, a proliferation that has caused a significant depletion and degradation of natural resources to sustain its production. This is why a key condition of contemporary life, especially in large metropolises, is the disconnect between understanding how we are provided with all these objects and materials that make up the city, and grasping the reality of how industries operate to produce them. Thus, Larios’s work gains strength by prompting us to look both backward and forward in search of reconnection with the planet with who we are and who we once were. Beyond merely suggesting a return to our origins, it calls for a reconsideration of humanity’s stance toward the planet and toward ourselves, revealing how, throughout our history, an intrinsic need for metaphysics has always emerged, a longing for what lies beyond nature.

obras en esta exposición
WORKS IN THE SHOW
Francisco Larios

Ying Yang Blow Up

De la serie
From the series
2007
Mixed media on canvas
Mixed media on canvas
200 x 180 cm
Técnica mixta sobre lienzo
200 x 180 cm
Francisco Larios

Untitled

De la serie
From the series
2019
Acrylic, enamel and oil ink on wood
Acrylic, enamel and oil ink on wood
36.50 x 32.50 cm
Acrílico, esmalte y tinta al óleo en madera
36.50 x 32.50 cm
Francisco Larios

Untitled

De la serie
From the series
2019
Acrylic, enamel and oil ink on wood
Acrylic, enamel and oil ink on wood
32.50 x 36.50 cm
Acrílico, esmalte y tinta al óleo en madera
32.50 x 36.50 cm
Francisco Larios

Untitled

De la serie
From the series
2019
Acrylic, enamel and oil ink on wood
Acrylic, enamel and oil ink on wood
36.50 x 32.50 cm
Acrílico, esmalte y tinta al óleo en madera
36.50 x 32.50 cm
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